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Mario y los perros

En 1946 Mario Vargas Llosa llega de Piura a Lima, 16 años después, en Paris, termina su primera novela  "La Ciudad y Los Perros" ¿Que sucedió para que surgiese como una erupción esta primera gran novela?

Publicado: 2019-08-11


A lo largo de 70 minutos se intenta desentrañar esta interrogante. Mario y los perros (España, Chema de la Peña, 2019) es un documental nostálgico, romántico, la historia de un joven Mario Vargas Llosa narrada sin prisas, la travesía de su vida como persona pero más como el escritor en que se convertiría desde que ganara su primer concurso literario —Premio Leopoldo, 1958, por los cuento de Los Jefes— hasta la sorpresiva y contundente adjudicación del Premio Biblioteca Breve, 1962, por La Ciudad y Los Perros, novela que inaugura el llamado Boom Latinoamericano. En medio de ambos episodios transcurren los detalles del documental, aunque desarrollado con un espíritu demasiado anclado al reportaje periodístico, condición que le impide desenvolverse con soltura y plasticidad  —no justamente un bio-pic pero bien se pudo haber reemplazado muchas de las imágenes congeladas, como fotografías de archivo, por fragmentos de imágenes en movimiento— que al menos yo le he echado de menos. Acera de MVLL se ha escrito y se continúa escribiendo bastante y todavía y en varias lenguas, pues es una persona pública con relevancia en el campo intelectual y político, Premio Nobel de Literatura 2010, y en lo particular —además me parece que en esto hace hincapié este documental— es un claro ejemplo vivo de esmero, trabajo, esfuerzo y dedicación. Si algo queda claro en Mario y los perros, es el convencimiento de que los inicios de MVLL como persona y como escritor venían fundidos a muerte, y ambos fueron realmente duros —su primer matrimonio con Julia, aventurándose en un París como los adolescentes que estaban dejando de ser, ahí, en aquella ciudad donde los latinoamericanos era «ciudadanos de segunda clase», MVLL decidió quemar las naves, como suele decirse, y aferrarse a la suicida frase de Julito Cortázar, que más o menos ponía algo así: «si voy a ser nadie, es mejor serlo en París, que en cualquier otra ciudad del mundo»—. En este sólido punto de apoyo sembrado en el más puro romanticismo, se apalanca la estructura y el hilo argumental, un desarrollo rectilíneo, con esporádicos saltos hacia atrás y hacia adelante. Pero en efecto, debido a que se conoce abundante información sobre MVLL me quedaba la curiosidad sobre el tratamiento artístico, cinematográfico, del contenido. Salvo el acierto en mantener las imágenes en blanco y negro, hasta donde alcanzo a ver, lamentablemente el documental no aporta nada llamativo en lo estético. Sin embargo considero que es una de las formas más amigables, didácticas y entretenidas de empezar a interesarse por la nada corriente vida de nuestro Nobel. A ello contribuyen las opiniones de prestigiosas personalidades, voces autorizadas del ambiente literario. Entre ellos Alonso Cueto, Carlos Fuentes, Julito Cortázar y, cómo no, las palabras de Carlos Barral, el editor que lo descubrió para el mundo. Uno tiene fresco al MVLL de hoy, seguro de sí mismo, convencido de sus pensamientos, que resulta curioso notarlo sumamente desconfiado de su talento y porvenir a sus 26 años, incluso después de que el salvador telegrama del Carlos Barral, al final de una larga cadena de rechazos editoriales provenientes de Buenos Aires, Mexico DF, París y Madrid, lo alcanzara de manera esperanzadora: «Magnífica novela. No venderla a nadie». «A Carlos Barral le han gustado los abundantes 'carajos’ en los diálogos, eso ha pasado», comentaba MVLL medio en serio. Pocos días después se citaron y empezaron a trabajar en la publicación de La Ciudad y Los Perros, pero en España, incluso con el premio bajo el brazo, antes había que vencer la censura. No importaba que fuera «una novela inusual para la época», o lo que significa lo mismo pero desde el otro lado, que fuera inusual para la época le jugaba en contra.

—Cuatro —dijo el Jaguar.

Así empieza La Ciudad y Los Perros, mi novela favorita de MVLL por obvias razones. En 1985 yo pesaba menos de 50 kilos cuando se estrenaba en la cartelera limeña la película homónima de Francisco Lombardi. En aquellos meses, además, mis huesos estaban depositados en el colegio que sirve de escenario a la novela, el Colegio Militar Leoncio Prado. No voy a aprovecharme de este post para lavar mi ropa sucia on line, tal vez más adelante escriba aquí algo relacionado con la buena película de Lombardi y el estupendo libro de MVLL y la apaleada memoria de mis 50 kilos. De momento vuelvo a la imagen que nos muestra a una mujer hermosa e intimidante, sentada de manera confortable en un sofá contra una amplia pared blanca saturada de retratos de sus autores, es nada menos que Carmen Balcells, la editora que esparció el Boom en el planeta, empleando su característica entonación y transparente raciocinio está convencida de lo siguiente: 

--Ni Borges ni Cortázar. ¡Ni Borges! Fue Mario el que lo consiguió.


Escrito por

Oscar Pita Grandi

Cinéfilo. Escritor. Firmaba reseñas y crítica en Cinencuentro y en la Escuela de Cine de Cuba. Paisaje Habitado es su primera novela.


Publicado en

Zeroville

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